no...no sé a qué
hora termina así
que tampoco a qué hora
regreso....sí ....sí....
flaquito...
no.... estoy comiendo
con ludmila...ahorita
le mando tus saludos...
sí...sí...
yo también te quiero
ai nos vemos.
tomillo se
la vive
hablándome
al celular.
¡¡Todo el
santo día!!
Que a qué
hora
regresas...
que por dónde
andas... que
qué estás
haciendo...
En cuanto
tiene un momento
desocupado,
¡zaz! me marca.
Ya le dije mil
veces que siento
como si me estuviera
controlando todo
el tiempo, pero
dice que lo hace
porque me
quiere.
¿Qué pasaría si
por un tiempo
haces lo mismo?
Llámale a cada rato,
pregúntale dónde anda
y qué está haciendo,
como un
experimento
nada más.
¿Bueno?
¡Rosalina!
trabajando, sí....
estamos programando
el equipo nuevo...
sí... ¡andamos
muy apurados!
sí...s´í...
yo también
te quiero...
sí...muchísimo...
beeeesos...
regreso en
la noche, sí... sí... como
siempre, no... no sé
la hora exactamente...
áandale sí... también
te mando besos.
¡¡rosalina!!
¿Pero qué te pasa?
¡me estás volviendo
loco!
¡necesitamos
hablar de esto!
Dice que
ahorita no
tiene tiempo.
Curso espinoso
No, Tomillo.
No quiero que me
acompañes al curso
de cultivo de cactáceas
por la sencilla razón
de que a tí no te gustan
los cactos, y
sólo vas a ir a
estorbarme.
Pero, Rosalina,
¡dos días! ¡Tú sola!
¿Qué vas a hacer si se
te poncha una llanta
en el camino?
No se
necesita un
doctorado
para cambiar
una llanta
y además
puedo pedir
ayuda con
el celular.
¡Exactamente!
¿Sabes cuántos
hombres van
a querer
aprovecharse de
una mujer solita
que está
pidiendo ayuda?
¡Y eso sin
mencionar a la bola
de “cactófilos”
que solamente van a
ver qué agarran.
¿Estás diciéndome que voy
al curso a ligar ?
El problema
no eres
tú sino los
hombres.
¡¡¡es que No
sabes cómo
son!!!
Tomillo:
¡trabajo en
un banco!
¡La mayoría de
mis compañeros
son hombres!
Y una de dos:
o piensas que
yo soy una
niñita bruta
que no sabe
cuidarse...
...o bien,
que todos los
hombres son unas
bestias asechando
a las mujeres que
andan “solas”.
¿No será más
bien que todo
el tiempo quieres
saber dónde
ando?
Lo único que
quiero
amorciiiiiiitocorazón,
es proteger lo
que más amo
en este mundo.
¡o sea A tí!
Venimos juntos.
Si ustedes
quieren proteger sus
cultivos, hay que controlar
cuidadosamente las variables,
Repito:
¡controlar!
La temperatura.
¡controlar!
La humedad.
¡controlar!
La iluminación.
¡Qué bárbaro!
Me parecen buenísimas
las ideas de este
maestro.
Voy a inscribirme
de una vez en el curso
siguiente.
La prisa de hablar
Escúchame,
Tomillo: me molestó
much...
¡Tengo que
decirte que
me sorprendió
tu cursito,
Rosalina!
Sí, sí...
me alegra
pero quiero que
sepas que...
coincidí
con la opinión
del maestro,
aunque él mismo
parezca nopal...
¡¡¡MEDIO
BABOSO!!!
No es verd...
¡¡Un maestro
de nopaláceas
que resulta ser
baboso, jua,
jua!!
Deja de
interrumpirme
Tomillo, te digo
que...
Ay, Rosalina, no me
digas que no es
gracioso, ¿Qué pasa?
¿Qué traes que sea tan
importante?
Me hubiera
gustado que no
vinieras al
curs...
Por cierto,
¿te acuerdas
que te dije
que el próximo
viernes es la
cena de la
oficina?
¡No estamos
hablando
de eso!
¿ Te acordaste
de recoger mi
traje?
¡¡¡Estoy
tratandode
decirtequeme
molestómuchísimo
que a pesar de quete
pedíque novinieras al
cursote apuntaste y
nopor que tegustenlos
cactos, sinoporqueno
pudiste soportarquesaliera
dos díassin tíestoyfastidiada
de quequierascontrolar
absolutamentetodo lo
quehagooooooo!!!
Te siento un
poco histérica,
Rosalina, ¿Estas en
“tus días”?
cuando te interrumpen
constantemente, te acostumbras
a decirlo todo en dos segundos
para ver si logras acabar
tu idea.
Tomillo
me dijo
“histérica”.
Quisiera decirle
que no es lo
mismo la histeria,
que la prisa por
terminar de hablar
antes de que me
interrumpa.
¿Y crees que podrás
decir todo eso en dos
segundos?