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Primera edición: octubre de 2022© 2022, Carlos Giménez Giménez© 2022, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 BarcelonaPenguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright.El copyright estimula la creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de las ideas y el conocimiento, promueve la libre expresión y favorece una cultura viva. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar las leyes del copyright al no reproducir ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Al hacerlo está respaldando a los autores y permitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, http://www.cedro.org) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.ISBN: 978-84-18897-12-2Compuesto en M. I. Maquetación, S. L.Composición digital: www.acatia.es
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7PRÓLOGODibujé el primer capítulo de esta historia, creo recordar, en el año 1975 o 76, esdecir, hace 45 años. Fue una historia muy cortita, de apenas página y media. Eseera todo el papel del que yo disponía en la revista Mata Ratospara mi colaboraciónsemanal. A los editores no les gustó, y cuando les entregué las siguientes páginasme dijeron que no hiciera más. Era comprensible. Aquellas historias de 25 minús-culas viñetas por página, de niños tristes y famélicos, que hacían llorar, pegabanmuy mal en una revista como aquella que intentaba hacer reír. En aquella época yo no pretendía que estas historietas fuesen una serie, ni siquie-ra tenían un título concreto. Pero era lo que yo quería contar. Quería contar lascosas que yo sabía, las cosas que yo había visto. Quería contar en mis historietaslas cosas que yo había vivido de niño en el duro mundo en que había pasado losocho años que había estado interno en aquellos colegios. Y quería contarlo por-que pensaba que, si no lo contaba yo, no lo contaría nadie. Y yo quería que sesupiese.En cada historieta yo ponía junto al título el año y el nombre del colegio en que laanécdota había ocurrido: Bibona, General Mola, Paracuellos, García Morato… Pre-tendía dar a estas historias un aire de documento. Pero la gente que las leía sequedó con el nombre de Paracuellos y empezó a preguntarme por «esas historiasde Paracuellos». Y de esta manera la serie se llamó Paracuellos. Así que el nombreno lo puse yo. Se llamó así a mi pesar. Yo pensaba que poner a una serie de histo-rietas el nombre de Paracuellos era una atrocidad, pues me parecía el nombremenos comercial del mundo. Me equivoqué. Cuando, pasado el tiempo, lo publi-caron en otros países, en todos ellos le conservaron el título. Después de recorrer múltiples editoriales, conseguí que la revista El Papusme comprase las treinta y tantas páginas que yo tenía hechas a condición de que co-laborara en la revista, y a condición también de que para ellos no hiciera más his-torietas de esas de los niños tristes.Es cierto eso de que nadie es profeta en su tierra. Tuvo que ser en Francia, en larevista –¡de humor!– Fluide Glacial, que en aquellos días dirigían Gotlib y Diament,donde las historietas de Paracuellos se publicaran –por cierto, con una muy acep-table acogida por parte de público y crítica– y donde me pidieran que siguierahaciendo esa serie para la revista.Una vez publicada en Francia ya no tuve ningún problema para publicarla en Espa-ña. Es más, a partir de ese momento, todas las revistas querían publicar el Pa-