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ÍNDICE
1. . . . . . . . . .11 .............71 . . . . . . . . 111 ..............1372.3.4.
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En la presente obra el autor ha llevado a cabo una investigación sobre el uso de los términos «nazi» y «fascista», y a tal fin recoge citas de diversos medios de comunicación y comentarios a las mismas para su análisis, haciendo uso de la caricatura en algunos casos.
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¡sonnazis!¡esto ESFASCISMO!Es posible que, en los últimos años......si has estado atento a la actualidad...13
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... has conversado sobre política...... o participado en las redes sociales...... hayas percibido su llegada...... su implacable expansión...¿hemos vueltoa los tiempos de hitler?¡esto parece la alemania nazi!¡malditos fascistas!14
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... hasta ocupar todos y cada uno de los espacios de debate.¡nazide mierdaaa!enhorabuena.ha tenido un nazi. ¿lA quiere en verde, en azul o en nazi?Y, si no te habías dado cuenta, ya te lo resumo yo:15
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Bueno, o eso puede parecer a quien tenga oídos y esté atento a los medios de comunicación. La otra posibilidad es que la crispación en el debate político se nos esté yendo un poquito de las manos.16
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Habrá quien achaque este aumento de acusaciones de fascismo a la llegada de un partido de ultraderecha al Congreso de los Diputados. Otros, a las crecientes tensiones identitarias que han tenido lugar en Catalunya con el Procés independentista.Pero si atendemos a las hemerotecas, lo cierto es que esta tendencia no es tan reciente como parece. Se inició algún tiempo atrás. Antes de VOX. Antes del Procés. Antes de las protestas ciudadanas del 15-M de 2011 y antes de que estallase la crisis de 2008. O, incluso, habrá quien lo atribuya al resurgimiento de los fantasmas del pasado por la reciente exhumación del cadáver de Francisco Franco.¡
facha! ¡
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A principios del siglo XXI, la derecha española gozaba de sus máximas cotas de poder desde la llegada de la democracia. Tras una legislatura con mayoría absoluta en el Congreso, un control férreo de los informativos de Televisión Española y una buena sintonía con los principales periódicos y televisiones conservadores, el presidente Aznar había conseguido modelar el debate político acercándolo a su visión de España. Sus tácticas de comunicación eran simples pero efectivas: mensajes cortos repetidos machaconamente para que calaran en el imaginario colectivo.españava bien.españava bien.españava bien.españava bien.¡...señor,suéltemedel brazo!18
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Aznar hablaba con desprecio de «los nacionalistas» —de los periféricos, porque para él el nacionalismo español no existía—, ridiculizaba las manifestaciones de la izquierda y de los sindicatos tachándolos de «coalición radical de pancarteros» y su ataque favorito a cualquier adversario político era acusarlo de ser cómplice de ETA. Eran los tiempos del TODO ES ETA.así nació uno de los primeros memes, ahí, en la prehistoria de internet, niños.¡NEOLIBERAL!¡FASCISTA!La izquierda y los nacionalistas respondían acusando al Partido Popular de...Pero llegaron las elecciones generales de 2004 y la inesperada victoria del PSOE —entre otras cosas, gracias a la insistencia del gobierno de Aznar de culpar también a ETA del atentado del 11-M tres días antes de las elecciones—. Y todo cambió para el PP. ha sido eta...ha sido eta...ha sido eta...19
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De golpe, tras cuatro años con mayoría absoluta, se encontraron ocupando los escaños de la oposición, sin el control de la principal televisión pública, lejos de los lugares de influencia y sin acceso a las fuentes de financiación que otorga el poder.Tras un tiempo desubicado, el PP, con Mariano Rajoy de nuevo líder, se inclinó por una táctica hasta entonces inédita para la derecha española: adoptar los modos y las formas de la izquierda para promover su agenda conservadora.Tras años riéndose de los «pancarteros», la derecha empezó a manifestarse masivamente contra las leyes del Gobierno socialista......a presentarse públicamente como un colectivo oprimido...el matrimoniohomosexual destruye la familiamenuda «depre»...... y, sí, a calificar de fascistas o nazis a sus oponentes políticos.20
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Uno de los primeros fue José Manuel Molina, entonces alcalde de Toledo y presidente del Partido Popular de Castilla-La Mancha, quien, pocos días antes de las elecciones generales de 2004, ante la posibilidad de una victoria del PSOE de Zapatero y de que este pactara su investidura con ERC, ya había comentado:Dos años más tarde, ya en la oposición, cuando el diputado popular y alborotador habitual del Congreso Vicente Martínez-Pujalte fue expulsado de la sala por el presidente de la Cámara —la primera vez que sucedía desde 1976—, la bancada popular estalló en gritos de:«Hay asentada una Constitución que no se puede poner en riesgo por el hecho de tener un Gobierno en una comunidad autónoma, a pesar de sacar todos los votos que saque. No hay que olvidar que Hitler también ganó unas elecciones y luego hizo lo que hizo.»21
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Unos meses después, el diario El Mundo publicó un editorial que mostraba indignación por la negativa del Gobierno socialista y de los otros partidos a debatir en sesión parlamentaria las propuestas del Partido Popular en materia antiterrorista.Suerte que no exageraban ni un ápice. Igual de temperado se había mostrado Rajoy ante la decisión del Gobierno cuando comentó:«El comunicado del PSOE parece la puesta en práctica del “cordón sanitario” propugnado por el actor Federico Luppi hace unos días. Algo políticamente equivalente —y no exageramos un ápice— a lo que practicaban los nazis cuando enclaustraban a los judíos en sus guetos.»señores de la derecha,decídanse.«Esto…¡ni Stalin!»22
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Para ser sinceros, la histeria nazi del Partido Popular empezó a gestarse algo antes de la victoria de Zapatero. Fue en Catalunya, cuando en 2003 entró a gobernar la Generalitat una coalición de partidos de izquierdas —uno de ellos independentista— tras dos decenios de gobiernos conservadores de Jordi Pujol.Durante los primeros meses de Gobierno tripartito, formado por PSC, ERC e ICV, y en la recta final del Gobierno de Aznar, la Generalitat acusó repetidas veces al Gobierno central de promover la «involución autonómica». Hasta que Josep Piqué, presidente del PP catalán, se cansó:«No porque una cosa se repita veinte veces se acaba convirtiendo en verdad, eso lo hacían los nazis.»23