se suponía
que esto era
el futuro
Ciencia y tecnología explicados por @Alvy y @Wicho de
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Edición en formato digital: mayo de 2021© 2021, Álvaro Ibáñez (Alvy) y Javier Pedreira (Wicho)© 2021, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U. Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona© 2021, Teresa Cebrián, por las ilustracionesIlustración de portada de Montse GalvanyLa versión digital de esta obra está publicada bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España (CC BY-NC-ND 3.0 ES) tal y como está descrita en www.creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/esPenguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright.El copyright estimula la creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de las ideas y el conocimiento, promueve la libre expresión y favorece una cultura viva. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar las leyes del copyright al no reproducir ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Al hacerlo está respaldando a los autores y permitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, http://www.cedro.org) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. ISBN: 978-84-18057-49-6Compuesto por Teresa CebriánComposición digital: Newcomlab S.L.L.
AgradecimientosA Marcos Pérez, que nos sirvió de guía con las correcciones de estilo y las revisiones de texto de todo el libro, asegurándose de que no nos alargáramos más de lo debido. Y por sus revisiones y oportunas correcciones y matices en los diversos capítulos a: Lorena Fernández (@Loretahur), Alfredo García (@OperadorNuclear), Manuel F. Herrador (@ManuelFHerrador), Edurne Gastón (@EGastonEstanga) Joana Magalhães (@JoMagellan), Óscar Menéndez (@OMenendez), Miguel Ángel Morales (@Gaussianos), Alberto Nájera (@Najera2000), Juan Ignacio Pérez Iglesias (@Uhandrea) y Esther Sánchez (@Impacientifica). Los errores que se hayan podido colar en el texto definitivo, a pesar de su gran ayuda, son nuestros.A quienes leéis el blog, porque no estaríamos aquí sin vuestro apoyo.Pero por encima de todo a nuestra generación 2.0: Clara, Javier, Manuela y Marta; y a Esther y Susana por estar ahí siempre.
4IntroducciónSe suponía que esto era el futuroMicrosiervos (www.microsiervos.com) surgió como un entretenimiento para escribir sobre los temas que más nos interesaban en formato weblog. Era una crónica de lo que sucedía en el mundo de la ciencia y la tecnología, interpretado desde nuestra peculiar perspectiva y nuestras aficiones. Pero también plasmaba todo aquello interesante o divertido para nosotros, principalmente lo que nos encontrábamos por Internet, acerca de cualquier temática y afición. Era una mezcla extraña, y lo sigue siendo.Un buen día nos propusieron adaptar todo eso en un libro. Pensamos basarlo en algunas de las anotaciones del blog más populares, pero surgieron otros capítulos más sobre nuevos temas que habíamos tratado de un modo u otro y que son más relevantes hoy en día. La editorial nos ofreció además acompañarlo de ilustraciones para que tuviera un formato más ágil y atractivo. El resultado es este libro que tienes entre manos.Como título hemos elegido una frase con la que un buen día nos cruzamos en una camiseta: «Se suponía que esto era el futuro». Dicen que las camisetas son auténticos pozos de sabiduría, y no podemos estar más de acuerdo. Siempre nos hemos reído con lo que esconde la frase: una especie de queja airada sobre muchas de las «promesas» de otras épocas que aún están por llegar, aunque ya estemos en «el futuro».El futuro se suponía lleno de mochilas voladoras (jetpacks), píldoras para curar el cáncer y robots-mayordomos que nos ayudarían en casa. Pero aunque existen aspiradoras robóticas, prototipos de jetpacks y coches voladores de exhibición (por desgracia, no tan elegantes como el de Regreso al futuro), hemos de reconocer que no es exactamente lo que nos prometieron.En casi todos los capítulos del libro se puede atisbar algo de ese futuro soñado pero no alcanzado: hay desde sencillos pero profundos problemas de matemáticas que creíamos que estarían ya resueltos hasta las soluciones para la emergencia climática o las pandemias que no terminan de llegar. A finales del siglo XX creíamos que a estas alturas estaríamos colonizando Marte o incluso más allá; en cambio la carrera espacial está algo escasa de presupuesto y apoyo institucional.No obstante, somos optimistas. Se mire como se mire, el mundo tecnológico está sin duda más avanzado de lo que hubiéramos imaginado hace unas pocas décadas, aunque quizá de formas diferentes. La inteligencia artificial es cada día más útil y hay nuevos conceptos que ni imaginábamos (como la computación cuántica o las vacunas hackeadas para curar enfermedades). Generalmente los cambios surgen de forma sorpresiva, y los avances tecnológicos y científicos nos dan alegrías todos los años. Hay que congratularse de ello... aunque no tengamos todavía mochilas voladoras.@Alvy y @WichoMadrid y A Coruña, marzo de 2021
En su estupenda Enciclopedia de las leyendas urbanas, Jan Harold Brunvand recopiló cerca de cuatrocientas historias que encajan con la tradicional descripción de «leyenda urbana» que él mismo acuñó hacia 1979. Son creencias populares de origen incierto; historias inverosímiles sucedidas en la época contemporánea. A su análisis se han dedicado decenas de libros. Y con la popularización de internet en los años noventa se vivió una especie de «nuevo boom» relacionado con estas historias, que se podían propagar más rápido, de forma más efectiva y en más formatos de lo que lo habían hecho nunca. Ahora son igual de comunes pero más sofisticadas y variadas si cabe.más allá de la realidad
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LEYENDAS
URBANAS:
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Leyenda urbana (Urban legend)Es una historia moderna que circula entre la gente. Algunas son totalmente falsas; otras parten de una base más o menos real, pero acaban exageradas o distorsionadas, con datos inconsistentes y contradictorios. Suelen tener componentes sensacionalistas y humorísticos e incluso «moralejas» supuestamente educativas (por lo general de trasfondo sexual). Casi siempre se dice que le ocurrieron a «un amigo de un amigo». Se denominan «urbanas» precisamente para diferenciarlas de lo que son simplemente historias tradicionales, fábulas, cuentos o mitos del folclore o la tradición oral (por ejemplo, asustadores de niños como «el hombre del saco» o «el coco»).Bulo(Hoax) Es una información engañosa difundida con algún fin concreto: como broma, para que sea divulgada por los medios de comunicación a pesar de ser falsa, causar conmoción social, a modo de sátira, para criticar o avergonzar a alguien, obtener visibilidad o incluso simplemente para mofarse de la gente más crédula. Una variante interesante son los llamados fakes (imágenes y vídeos falsos), que son montajes entre burdos y elaborados, con fotos y vídeos que se hacen pasar por reales. Algunos se crean simplemente como entretenimiento pero hay quien se los cree de verdad. En ocasiones hay bulos más elaborados, incluyendo historias de viajeros en el tiempo que dejan pistas y documentos por toda la red.LOS TIPOS DE LEYENDAS URBANASEl terreno de las leyendas urbanas no es una ciencia exacta. Las definiciones y la terminología varían de unos autores a otros, e incluso los nombres que se utilizan en inglés yen castellano para designar a este tipo de «historias» matizan también cosas ligeramente diferentes. y otras «cosas raras»6
Diez señales inequívocas de que algo no cuadraLe sucedió a un amigo de un amigo de un amigo.Si cualquier historia cumple varios puntos de esta lista, es candidata a ser un bulo, leyenda urbana, timo, broma, rumor maligno o fake news.12563478910Comienza con «Según un reciente estudio…».Acaba con «esto es muy importante. ¡Por favor, pásalo!».Apela a la autoridad («el gobierno, la policía, los científicos… dicen…») pero sin concretar demasiado.Faltan datos importantes, como fechas o lugares concretos, y resulta difícil comprobar las fuentes, si es que acaso se citan.Una búsqueda sencilla en Internet sobre lo que cuenta la historia no revela nada fiable sobre el tema.Hay cierta moraleja de carácter sexual o sobre «malas costumbres» que se corresponde con algún tipo de «castigo» al final de la historia.Has oído antes alguna variante muy similar aunque con otros protagonistas o lugares.Es una cadena de reenvíos (forward, fwd:) que llega hasta el infinito.¡Es demasiado bueno para ser cierto!8
Si hubiera que mencionar algunas a modo de ejemplo, hay algunas que marcaron época: los cocodrilos gigantes que viven en las alcantarillas de Nueva York (arrojados allí por el inodoro por gente que ya no los quiere como mascotas cuando crecen) o la leyenda de que la Gran Muralla China es tan grande que se puede ver desde el espacio. Naturalmente, estas historias no son ciertas. Cumplen con muchas de las señales inequívocas de que «algo no cuadra».Las leyendas urbanas tradicionalesHechos ciertosEn el caso de los cocodrilos de Nueva York, tenemos una moraleja sobre malas personas que abandonan a sus mascotas, terribles consecuencias (en algunas variantes los cocodrilos se comen a los poceros) y por supuesto el factor «¡es demasiado bueno para ser cierto!». Curiosamente, ha habido casos de mascotas de este tipo que han aparecido en las alcantarillas, y ocasionalmente la historia «revive» como si en algún momento esas pequeñas criaturas apareciesen y a alguien le hiciera gracia que convirtiéndolo en noticia suene a «leyenda urbana real».La Gran Muralla de China es una estructura formidable, con más de 21.000 km de largo… pero tan solo cuatro o cinco metros de ancho de promedio. Cuando los satélites y naves espaciales comenzaron a orbitar la Tierra y tomar fotografías, mucha gente se preguntaba qué gran estructura construida por nuestra civilización podría verse desde el espacio. Y la Gran Muralla surgió como una de las candidatas. Pero no se ve. El problema no es su longitud, sino su anchura. Los médicos optometristas lo explican así: ver la Gran Muralla desde una distancia de 160 km (de altura) sería lo mismo que poder ver un cable de dos centímetros de diámetro a más de medio kilómetro de distancia. Otra forma fácil de verlo es con las fotos de Google Earth. Curiosamente, sí que es fácil ver el mar de plástico de Almería, de unos 400 km², una de las estructuras más fácilmente visibles debido a su alta reflectividad. Desde la Estación Espacial Internacional, a unos 400 km de altura, también se ven las pirámides de Giza.9
Otras leyendas urbanas modernas fascinantesLos móviles perpetuos y la energía infinitaQuizá la leyenda urbana con más base científica, también conocida por su versión en latín, perpetuum mobile. Los móviles perpetuos son casi una categoría en sí mismos, proyectos imposibles que han llegado a nosotros desde la antigüedad, como la rueda de Bhaskara (año 1150, la más antigua conocida), las rampas con imanes o el matraz de autollenado Robert Boyle. Estos mecanismos pretenden conseguir de algún modo el movimiento perpetuo, lo que conlleva que al conectarlos a algún sistema generador de energía (mediante imanes o conversión de calor) pudieran producir energía infinita. Lo cierto es que no funcionan y nunca funcionarán. La razón básica son las dos primeras leyes de la termodinámica:Ha ayudado a popularizar esta leyenda la versión llamada Seis grados de separación de Kevin Bacon, un juego que consiste en descubrir si un actor o actriz está a esa distancia del famoso actor (esto es, que hayan actuado en la misma película). El juego en Internet se llama Oracle of Bacon y funciona, como lo demuestra que se puede incluso llegar de Arnold Schwarzenegger a Chiquito de la Calzada. Dada su popularidad, el propio Kevin Bacon también creó una ONG con el nombre SixDegrees.org. Alguien inventó el mismo juego para la Wikipedia: Six Degrees of Wikipedia.Hoy en día el número de grados de separación promedio en Facebook es de 3,57. Cada persona del mundo —o al menos los 2.800 millones que están en Facebook— está conectada con cualquier otra a través de entre tres y cuatro personas intermedias. Es una distancia que parece disminuir con el tiempo y cuanta más gente hay conectada; en 2011, era de 3,74 personas.Esta es otra leyenda «sociológica» fascinante, propia de la era moderna de las redes sociales. Todo parte de unos trabajos publicados en 1929 por Frigyes Karinthy, quien hablando sobre demografía conjeturó que los 1.500 millones de habitantes de la Tierra por aquel entonces podrían conectarse mediante cinco personas conocidas entre sí, lo que sería la «longitud máxima de la cadena». Se plantearon experimentos denominados «de mundo pequeño» (Small World), en los que se trataba de calcular la longitud media de los trayectos o cadenas de las redes sociales, aunque no concretaron un valor exacto. De hecho, intentaron demostrarlo con correo postal, pero el 95 % de los envíos ni siquiera llegaron (lo cual no se suele mencionar). Finalmente, el escritor John Guare usó Seis grados de separación como título de una obra, en la que atribuyó el número seis al mismísimo Marconi. Este se considera el origen más probable de la expresión.La teoría de los «seis grados de separación»La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Una máquina de movimiento habría de generar energía «de la nada» y eso no es posible.12La cantidad de entropía (desorden) del universo tiende a incrementarse con el tiempo. Al generar calor y fricción (desorden) debido al movimiento, la energía original disponible para hacer un trabajo útil iría disminuyendo hasta agotarse.10
Esto es algo que se sabe hace tiempo, pero sorprendentemente hay normativas e incluso leyes que lo ignoran completamente. Es el equivalente a que estuviera prohibido por ley bañarse antes de «hacer la digestión» o ver la tele demasiado cerca porque «deja ciegas a las personas». El concepto de publicidad subliminal tiene su principal ejemplo en un experimento de James Vicary en 1957 en el que insertaron algunos fotogramas sueltos —que quedaban «ocultos» por el límite de percepción visual humana— durante la proyección de una película de cine. Ni siquiera está claro qué había en aquellos fotogramas (palomitas, Coca-Cola o ambas cosas, según las fuentes), pero con el tiempo Vicary reconoció que, aunque había afirmado que las ventas en el bar subieron respecto a otras proyecciones, en realidad no tenía suficientes datos como para establecer de forma concluyente una relación causa-efecto.La existencia de la propia publicidad subliminal es bastante controvertida: algunos investigadores, psicólogos y publicistas la califican de leyenda urbana, aunque muchos otros no, dando por supuesto que bajo ciertas condiciones podría funcionar, aunque desde luego no bajo las de aquel experimento de Vicary, que irónicamente suelen citar como origen. En España la Ley General de Publicidad considera en los artículos 3 y 4 que la publicidad subliminal es ilícita, definiéndola como «la que mediante técnicas de producción de estímulos de intensidades fronterizas con los umbrales de los sentidos […] no es conscientemente percibida». También está prohibida en el Reino Unido, pero no en otros países.Algo importante es que no hay que confundir la publicidad subliminal con la «publicidad por emplazamiento» o product placement. Eso es algo sumamente conocido —y regulado como tal— a lo que ya estamos acostumbrados, con los cartones de leche con la marca perfectamente orientada hacia los espectadores en las series de televisión, las máquinas de bebidas refrescantes rojas en las oficinas, o los ordenadores con su manzanita en las series de televisión y películas. Todo eso lo vemos perfectamente y no tiene nada de subliminal.La publicidad subliminal11
El test de Turing y su estado en el siglo XXI
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Desde los tiempos más remotos los expertos se han preguntado si las máquinas podrían hacer algo más que calcular. Si en algún momento llegarían a pensar como los seres humanos y si podrían ser consideradas inteligentes. Al fin y al cabo, si todo puede convertirse en números y luego procesarse y almacenarse de múltiples maneras hasta encontrar soluciones… ¿no podría el razonamiento humano ser llevado también a las entrañas de una máquina?Figuras históricas como Descartes, Charles Babbage, Claude Shannon, Alan Turing y Norbert Wiener indagaron en los conceptos mecánicos y matemáticos. Pero la tecnología de la época —el vapor, los relés y los primeros proto-ordenadores— no era suficiente. Autores como Josef Čapek (a quien debemos el término robot) e Isaac Asimov nos aproximaban en la ficción a las máquinas que razonaban, se planteaban dilemas éticos y superaban en inteligencia a las personas.La cuestión es que, por más que se intente definir, si se marca una línea sucederá que habrá máquinas que superen ese listón pero algunos seres humanos que no, y a la inversa: máquinas que sean inteligentes en algunos ámbitos tal vez no superen el baremo ni algunas pruebas sencillas en otros.Casi todo el mundo coincide en que la inteligencia es algo más que cálculo y lógica. Es comprender todo el mundo que nos rodea, aplicar la experiencia, aprender cada día y adaptarse. Lo interesante es que, con el paso del tiempo, las inteligencias artificiales incorporadas en todo tipo de máquinas también están logrando eso poco a poco.La definiciónUno de los primeros problemas para distinguir si una máquina es inteligente o no es definir el propio concepto de «inteligencia». Al igual que sucede con conceptos como «vida» o «alma», es algo muy difuso y cambiante según quién los defina. Digamos que sabemos reconocer el entendimiento y la inteligencia cuando la contemplamos, pero es difícil definirla exactamente.La inteligencia es la capacidad de resolver problemas, pero también de entender las cosas, de aprender, razonar e incluso relacionarse. Los expertos definen a veces la inteligencia artificial débil como más específica, limitada y pasiva, mientras que la inteligencia artificial fuerte tendría un alcance más general, capaz e incluso activo.
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