Page 3 of 144

SEGURA, HISTORIETISTA DE ALTURA Robert Segura Mongénació en Badalona el 14 de febrero del año 1927.Según propia confesión, lo hizo con un lápiz bajo el brazo y comenzó a dibujarya en la cuna. Las primeras lecciones de dibujo las recibió de su padre, pintoraficionado. A los catorce años se matriculó en la Llotja(Escuela de Artes y Oficiosde Barcelona), lugar en el que obtuvo una buena base estudiando las normas deldibujo clásico. Por supuesto, allí no enseñaban a dibujar historietas, por lo que estetema lo tuvo que resolver por su cuenta. Entonces, siguió las enseñanzas de CarlesConti, uno de los grandes dibujantes de la época, que fue también quien le acabaríaintroduciendo, tiempo después, en Editorial Bruguera. Los primeros chistes de Segura vieron la luz en la Revista de Badalonaen elaño 1945, en forma de viñeta única bajo el epígrafe «Instantánea Badalonesa».También publicó viñetas humorísticas en otras revistas, como por ejemplo enAntorchacuando se encontraba realizando el entonces obligatorio servicio militar(1947-1950). En el diario barcelonés La Prensacreó algunos de sus primerospersonajes, hoy prácticamente olvidados: Don Cornelioy Euripio. Después de algunostrabajos en Estudios Macián y en Ediciones Clíper «fichó» por Editorial Bruguera(1957), donde se mantuvo hasta su cierre, en 1986. De allí marchó a Grijalbo, yposteriormente a Ediciones B, donde se jubiló profesionalmente (1992, aunquesiguió dibujando hasta 1995). Residente desde hacía muchos años en Premià deMar, falleció en esta población el 4 de diciembre de 2008. Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte(1957) no fue su primera creaciónpara Bruguera. Pero si una de las más populares, junto a Los señores de Alcorcón y elholgazán de Pepón(1959) o La Panda(1969). Publicado por primera vez en setiembrede 1957 (Pulgarcito núm.1377), la última historieta original de Rigobertodata de1995 (Zipi y Zape extranúm. 59). Es decir, casi cuarenta años gozando del favor desus lectores a lo largo de más de 800 páginas del personaje.Cuando uno ha aprendido a leer con los tebeos de Bruguera, fuesen deaventuras o de humor, hacer amistad con Robert Segura, uno de los puntales de laeditorial, es todo un lujo. Tuve esa suerte bastantes años antes de su deceso, porlo que pienso que llegué a conocerle mínimamente bien. Desde estas líneas puedoasegurar que Rigoberto, más allá de la semejanza fonética de ambos nombres, esRobert. No en todos los detalles, claro, pero sí en lo esencial: Segura nunca llegó acasarse, a pesar de haber tenido alguna que otra novia durante su juventud, aunqueeso no le preocupaba en exceso. Y, por supuesto, era un «solterón de mucho porte».Una de las diferencias entre ambos es que Robert era un hombre feliz, al contrariodel a menudo angustiado Rigoberto. Totalmente feliz, como solo puede serlo unaexcelente persona, algo tímido, buenazo hasta la saciedad, y que nunca necesitóaparentar aquello que no era, no como Rigo. Todo le parecía bien, y siempre hacía