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Edición en formato digital: septiembre de 2019 © 2019, Ally Vispo© 2019, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U. Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 BarcelonaPenguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright.Elcopyrightestimula la creatividad, deﬁende la diversidad en el ámbito de las ideas y el conocimiento, promueve la libre expresión y favorece una cultura viva. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y por respetar las leyes del copyrightal no reproducir ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Al hacerlo está respaldando a los autores y permitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, http://www.cedro.org) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.ISBN: 978-84-1766-445-9Compuesto en M. I. Maquetación, S.L. Composición digital: Newcomlab S.L.L.www.megustaleer.com

Intr

ció

Cuandopubliquémi primer libro, Simplementeconsciente, afinalesde2018, jamásima-giné que significaría una revolución y un nuevo comienzo de mi carrera como creadora de contenido y comunicadora. Hace más de tres años decidí llevarunestilo de vida conbajoimpactomedioambiental, ylaverdad esquenuncapenséqueesecambio, queenprincipio parecía tanlógico, acabaría por revolucionar mi vida y la de muchas otras per-sonas.Simplemente consciente es unlibro muy completo, lleno de consejos para reducirnuestroimpactomedioambientalycon infinidad derecursosparaayudarnosallevarun estilodevidamássostenible. Desdehacecasi cuatroañoscompartoen lasredessociales todos los consejos, trucos y motivaciónque la gente puede necesitar paraconcienciarse de estos cambios. Hace untiempo, comencé a compartir tambiénmisilustracionessobreeltemayllegaron amuchagente.Elrecibimientofueincreíble,sobre todo porque yo las consideraba unos simples dibujos sobre temas que me inte-resaban.Lagentemedecíaquelesresultaban muyútilescomoguíayquelesparecíanunaformamuyfácil,entretenidaydivertidadeentenderycompartirelmovimientoZero Waste.De ahí nació mi idea de llevar estas humildes ilustraciones unpoco másallá y crearuna guía completamente ilustrada. Los seres humanos somos muy visuales y muchas veces nos resulta más fácil captar las cosas cuando nos las muestrande una forma visual,clara y sencilla. Aprovechando mi experiencia y conocimientos sobre ilustración recibi-dos mientras estudié diseño de moda enLondres (aunque llevo dibujando y diseñandodesde que tengo uso de razón), he querido llevar mi cambio personal tambiéna estadisciplina, sustituyendo los vestidos de noche y prêt-à-porterpor cepillos de bambú yestropajos ilustrados, una muestra más de que los cambios puedendarse encualquierámbito de nuestra vida.

11Creo que las ilustraciones de este libro pueden servir como guía rápida y de bolsillo a la que recurrir para encontrar de unvistazo casi todas las soluciones Zero Waste que nece-sitemos en nuestro día a día. Quizá —eso espero— sirva tambiénpara educara las nue-vas generaciones digitales, que están más que acostumbradasa tener información rápi-da y directa (aunque es cierto que granparte de las nuevas generaciones ya parecenestarmucho más concienciadas que las anteriores entemas de sostenibilidad, todo sea dicho).El movimientoZeroWaste consiste en ser conscientedequeel concepto «ZeroWaste»no es más que eso: unconcepto. Un concepto inalcanzable enuna economía y unsistemalinealesquemuchasvecesnoshacetoparnoscon unapared dehormigón quenonosdejaavanzar. Sin embargo,sabiendoquelaperfección yel residuoceroson absolutamenteimposibles, debemos entender que es nuestro deber el contribuir a unmundo mejor, unplaneta enel que podamos vivir, tanto nosotros como las futuras generaciones, alas queles debemos el derecho de disfrutar de la naturaleza como nosotroslo hemos hecho du-rantemuchotiempo.Aunquealolargodellibroutilicemoslaspalabras«ZeroWaste»,me gustaría recalcar que se trata de unconcepto y que nos referimos simplemente a «bajoresiduo» o «low waste».El concepto Zero Waste nació allá por los años setenta y resurgió confuerza a princi-pios de este milenio. Sinembargo, enlos últimos cinco o seis años este movimiento hallegado a imponerse y se ha convertido enuntema comúnencasi todas las clases so-ciales, generaciones y círculos. Cuando comencé a llevar unestilo de vida Zero Waste,éramos cuatro gatos los que comprábamos a granel y elaborábamos desodorante case-ro. Ahora lacosa ha cambiado, ycasi todoel mundoha escuchadoal menos algo sobreeste movimiento, ya sea enla televisióno al hablar conalgúnconocidoo compañerode trabajo.Zero Waste pretende generar el mínimo residuo posible, ycon «residuo» nos referimos a cualquier desecho que no sea reutilizable, compostable o, como mínimo, reciclable. Esdecir, «residuo» es todo aquello que vaya a terminar enunvertedero. Existe a menudounagran confusión en loquearesiduosserefiere, yaquemuchagenteentiendequetodolo que utilizamos es un residuo (papel higiénico, restos orgánicos, etc.), pero no se trata de eso. Debemos tener encuenta que el objetivo o el concepto Zero Waste es algo asícomo aspirar a vivir como la propia naturaleza. Por ejemplo, losárboles pierden sus ho-

12jas, peroestas vuelven a la tierra, donde se descomponen y desaparecende forma natu-ral, regresan a la tierra que les dio la vida, para renacer meses más tarde. El ser humano es el que ha ideado productoso sistemas que se basan en crear, utilizar y tirar, sin tener en cuenta que no podemos seguir acumulando cosas que no estándiseñadas para desa-parecer. La naturaleza cuenta consupropio cradle to cradle (sistema enel que se basalaeconomíacircular), mientras queel ser humanosehalimitadoainventar productospara suconveniencia sinpensar enlo que va a ocurrir conellos una vez que ya no losnecesite. Por ello, considero que cualquier producto que no pueda reutilizarse, arreglarse, compos-tarse, reciclarse o que se haya fabricado para durar eternamente, tiene unfallo enel di-seño. Como consumidores debemos tener en cuenta en qué gastamos nuestro dinero, ya que cada uno de nuestros céntimos es un voto a favor del mundo enel que queremos vi-vir. Sin embargo, también debemos poner empeño en presionarsin piedad a todasesas empresas y multinacionales que se limitan a crear productos de corta vida que solo po-demosutilizarunavez,comoporejemplolasbotellasdeplástico,lostenedoresdeunsolo uso, las pajitas o los juguetes de plástico.Probablemente por untrabajo de marketing erróneo, omás bienpor uninterés económi-co,noshan vendidolaideadequeelreciclajeeslasolución atodosnuestrosproblemas.Podemos comprar cualquier cosa porque solo con tirarla al contenedor amarilloya nossentiremosbien,yaqueesabotelladeplásticoqueutilizamosdurantequinceminutosse convertirá en otra nueva, lista para ser utilizada. Nada máslejos de la realidad. Se ha llegado a la situación en la que estamos, tan extrema y desoladora, apesar de la imple-mentacióndel reciclaje a escala global. Por supuesto que es necesario el reciclaje, yja-más me cansaré de repetir lo importante que es, pero que sea importanteno quiere decir que sea la solución. Es una tirita, un parche.Hay una frase en inglés que siempre me gusta recordar: Out of sight, out of mind, quevieneadeciralgoasí comoque, sinolovemos,nopensamosen ello. Con labasurapasaalgo parecido: depositamos todo lo que no necesitamos enuncubo mágico y de lanochealamañanadesaparece, literalmente. Nonosparamosni un solosegundoapen-sar que todo eso que tiramos va a alguna parte, necesita untransporte, necesita unosrecursos y necesita, sobre todo, tiempo para desaparecer (en la mayoría de los casos

13hablamos de siglos). Cuando di mi charla TEDx enoctubre de 2018, mencioné undatoque dejó a los asistentes boquiabiertos. Yes que no es para menos. Nuestro primercepillo de dientes, nuestro primer juguete, ambos aúnexistenenalgúnlugar del pla-neta. No tenemos ni idea de dónde están (en el mar, enun vertedero de Españao deChina, quiénsabe), pero existir, existenaún. El plástico tarda entre cieny cuatrocien-tos años endescomponerse, así que debemos recordar que todo lo que tiremos a labasura que esté hecho de este material vivirá casi seguro más que nosotros (e inclusoque nuestros nietos).