15 PRÓLOGO¡Los alimentos son superpoderosos!Por más de diez años tuve bulimia. Y el recuerdo más nítido de aquel tiempo es el de llorar, comer, odiarme y vomitar; llorar, comer, odiarme y vomitar; llorar, comer, odiarme y vomitar, casi como si fuera un mantra. También me acuerdo de parar-me frente al espejo e insultarme; de mirarme con rabia porque me cargaba lo que veía; de clavarme las uñas en la espalda y en la cabeza hasta sangrar; de encerrarme en mi pieza a llorar por horas, por no lograr convivir conmigo misma.Es que me cargaba cómo era. Me sentía miserable, angus-tiada, rabiosa y con una pena profunda. ¿Por qué? La verdad es que las razones pueden ser muchas, pero a simple vista yo a esa edad tenía una vida normal, hartas amigas, pololeaba, cantaba en bandas, tenía una vida social activa, una familia que me amaba, todo perfecto… en apariencia.No lograba ver lo bueno que había en mi vida ni encontrar un equilibrio ni menos estar en paz. Los estereotipos de belle-za nos dañan, nos enferman y nos hacen mal como sociedad, pero a veces siento que esto suena tan abstracto quees difí-cil entenderlo.La cosa es que yo fui una de esas niñas, una de esas ado-lescentes que se enferman de verdad. Pasé años, como tantas mujeres, odiándome por tener unos kilos de más y no ser como esas que veía en las revistas y en la tele. Fueron años de dis-conformidad con mi cuerpo. Me odié, me juzgué, me agredí, me critiqué, estuve en una guerra constante conmigo misma y fue a partir de mi relación con la comida que me volví frágil y vulnerable.