Camino al cole

—Vamos que ya es hora de salir para la escuela

—interrumpió la mamá y acercó la silla de ruedas.

Se pararon en la puerta de la casa y vieron que se acercaba un taxi. Entonces, Sebastián levantó una de sus manos para hacerle señas e indicarle que parara.

Su mamá lo ayudó a subir. Sebastián no pudo contener la alegría y dio un grito de felicidad.

La silla de ruedas
le permite a Sebastián trasladarse más rápida y cómodamente. Para permanecer derecho,

usa una pechera.

Muchas veces, cuando Sebastián se pone muy contento suele expresarse haciendo sonidos fuertes. Es el modo que tiene de manifestar su emoción.

Durante el viaje, el taxista preguntó:

—¿Qué tiene su nene?

A Sebastián no le gustaba que preguntaran de ese modo sobre él y su mamá lo sabía. Por eso, ella lo abrazó y lo miró a los ojos:

—Seba, ¿le contamos al señor?

Sebastián asintió y su mamá comenzó el relato.

—Cuando Seba nació tuvo problemas para respirar. No pudo hacerlo solo y necesitó ayuda de los médicos. La falta de oxígeno le produjo secuelas, por eso hoy tiene dificultades en los músculos. Pero es un niño que puede pensar y sentir como otros niños, aunque a veces necesite ayuda para moverse o para expresarse. ¿No es cierto?

Sebastián dijo que sí con la cabeza, conforme con aquella

explicación.