CAPÍTULO 1 BÁSICO Y LETAL
(Mis básicos no tan básicos)
3 CONSERVAS DEL CARAJO
Pepinos agridulces, chutney de tomates y berenjenas en escabeche
PAPA ROCK
Papa con queso fundido, verdeos grillados, hongos provenzal, rúcula y reducción de aceto
MILANGA RELLENA METALERA
Milanesa rellena de panceta crocante, morrones, cebolla morada y quesos con papas pay, salsa de choclo y huevo frito
MALDITO 29
Ñoquis de palta, salsa de tomates cherry quemados y garrapiñada de maní salada
UN ROCKERO SENSIBLE (ENAMORANDO A MI MUJER)
Risotto de remolacha y choclo con crocante de queso y pesto de palta
RECETA BOLUDA MATA DELIVERY
Pollo agridulce y papas asadas rellenas
AS DE ESPADAS
Falafel, humus y pan de pita
UNA FIESTA MENEMISTA (TAMBIÉN VAS A TENER QUE PAGAR POR PASARLA BIEN)
Lasaña de pollo, jamón y espinaca con salsa blanca y salsa de tomates clásica
MATA RESACA MILAGROSO
Revuelto Gramajo
TRAGAME TIERRA, PERO ESCUPIME EN EL ORIENTE
Tempura de mariscos y vegetales con salsa diferente
CAPÍTULO 2 A DOS MANOS
(Para comer con la mano)
LA TAPA ARTERIAS
Hamburguesa casera, pan de hamburguesa y barbacoa casera picante
GRANADAS DE MANO
Bombas de papa y mayonesa de tomates secos
HASTA EL HUESO
Pizza con borde relleno y salsa picante
EN TU CARA, KENTUCKY
Pollo frito, pan mantecoso y alioli casero
EL BLACK SABBATH
Ternera estofada, cebolla caramelizada y honey mustard
UNA CANZONETTA ITALIANA
Croquetas de arroz y queso con salsa marinara
CHORI NO TAN AL PASO CON CHIMI HENDRIX
Chorizo a la pomarola, pan mediterráneo y chimichurri
HIPPIE DE WOODSTOCK
Bocaditos de brócoli, salsa tártara y ensalada fresca
NO ME LLAMES FRIJOLERO
Tortillas caseras, chili con carne y pico de gallo
VUELA GORRA
Albóndigas parmesanas, pan tipo pebete y salsa picante
CAPÍTULO 3 HOMBRE DE FAMILIA
(Mis mejores clientes)
LA CACEROLA MÁGICA
Pollo a la cacerola y arroz cremoso
SORRENTINOS MONSTRUOSOS
Masa de pasta básica, relleno de calabaza y salsa de quesos
PILOTEANDO ARBOLITOS
Masa de tarta casera, relleno de brócoli y salsa blanca
COCINANDO CON MI HERMANO
Pollo frito a la camacho, helado de queso de cabra efervescente, pickles y vegetales asados
UN CHAMUYO DE HAMBURGUESA (DIRÁ LA GILADA)
Hamburguesa de garbanzos y lentejas con pasta de zanahoria
DE FIERRO
Fusilli al fierrito y salsa de salchicha parrillera
PIÑA ASEGURADA
Escalopes tradicionales y espinacas gratinadas con huevo
CHAU CONGELADOS
Nuggets de pollo caseros, puré de papas mágico y aderezo de limón
PAPÁ NOEL NO LLEGA MÁS
Torre de panqueques
ESTOY VERDE
Budín de espinaca y ensalada cheta con vinagreta de cítricos
CAPÍTULO 4 PATADAS NINJA
(Recetas súper poderosas)
OSOBUCO FLASHEADO
Osobuco braseado y polenta cremosa con queso brie
UN POLLITO RAMONERO
Muslos rellenos con guacamole envueltos en panceta, salteado de vegetales y mayonesa de chile
UN BIFE DADO A TIEMPO VALE DOBLE
Bife relleno con espinaca, morrón asado, chile y queso, papas parmesanas y provenzal
THE MAGIC BONDIOL
Bondiola a la barbacoa y batata aplastada gratinada
EL OJO BLINDADO QUE ME HAS REGALADO
Ojo de bife en salsa asiática, criolla con mango, espárragos y huevo soft
ESCALERA AL CIELO
Mollejas rellenas con panceta, verdeo y queso duro, tortilla de papas y crema agria picante
UN MOTÖRHEAD DE SABOR
Matambre con cebollas caramelizadas, salsa picante y papas bravas
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO (QUÉ TÍTULO MÁS CHETO)
Cintas anchas, salsa de langostinos y chorizo, pesto de nueces
LED ZEPPELIN CON ARROZ
Calamar relleno de arroz y chorizo con salsa de morrón
LA COSTRA NOSTRA
Carré de cerdo con costra, repollo blanco salteado y salsa de miel
CAPÍTULO 5 VIENE LA BANDA
(Recetas para recibir)
UNA CHANCHADA HERMOSA
Vacío braseado, crepe tradicional y salsa de tomates asados
EL INFORMAL
Masa de empanada casera, carne alimonada y salsa de yogurt
COMA DULCE
Chuletas gratinadas, puré de batata y jengibre y chutney de manzanas
EL LIBRO QUE MÁS LEÍ EN MI VIDA
Matambre al libro con relleno explosivo y ensalada de papa y huevo
BOMBAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA
Ñoquis rellenos de jamón, queso y puerro con salsa de hongos
TAN CLÁSICO COMO UN IMPALA
Curry de cordero, calabazas especiadas y ensalada de cous cous
ME ENTRAÑA QUE SIENDO ARAÑA
Entraña con vegetales crocantes, buñuelos de acelga y alioli sin huevo
DISCO BABY DISCO (CON LUCIANO “EL LAUCHA” LUCHETTI)
Mollejas al disco y batata a la chapa con aceite de romero
LAS DEL PINCHE GRINGO
Costillitas de cerdo con súper rib y ensalada de repollo
SI CAMINA, CORRE O VUELA, A LA CAZUELA
Cazuela de mariscos y pollo
CAPÍTULO 6 CHINO BÁSICO
(Pastelería y un mundo desconocido)
EL KIOSCO TE FUNDE
Bocaditos de chocolate y mantequilla de maní y bastones de puro dulce de leche
PALETAS DEL DEMONIO
Paletas heladas de cheesecake
LOS ROLLING SCONES
Scones salvajes de queso
EL ÚNICO VIGILANTE QUE TIENE MI AGUANTE
Torta con dulce de batata y queso
EL DE SEÑORA BIEN
Budín de naranja glaseado
EL VERANO YA FUE
Torta de cookies, brownie y helado
SÚPER CHOCOBOMBA
Una chocotorta recargada
YA NO SE TRAEN MÁS DE MARDEL
Galletas de limón bañadas en chocolate
PARA LA DIETA DE LOS LUNES
Donas con dulce de leche, pasta de chocolate con avellanas y baño de chocolate
UN MISIL EN MI PLACARD
Carlota de vainillas y chocolate
SE DICE
DE ESTE LIBRO
(PRÓLOGO)
Según el diccionario, podríamos definir el sabor de la siguiente manera: “Cualidad de una sustancia que es percibida por el sentido del gusto”. Pero cada uno de nosotros sabe que el sabor es más que eso; que es una combinación de distintos factores que nos llevan al deleite infinito.
Todo comienzo ocurre a través de lo visual. “La comida entra por los ojos”, en esa frase se simplifica todo.
El plato es una obra de arte y el artista no usa pincel ni lienzo sino pinza, fuego, pasión y cuchillo.
Luego sentimos el aroma; entra en acción el sentido olfativo, aparecen fragancias que ni las mejores perfumerías del mundo podrían igualar. Esencias que nos transportan a viejos tiempos, épocas distintas en donde nos cocinaba la abuela o el perfume de ese antiguo bodegón en donde solíamos almorzar los domingos en familia.
Por último, tenemos el sentido del gusto, importante y casi definitivo en nuestra creación del sabor. Mezcla perfecta de ingredientes que juegan con nuestras papilas gustativas para llevarnos a otra dimensión, fusiones que jamás en la vida podríamos haber imaginado, todo en un simple bocado.
Pero existe un elemento que une a estos tres, un sentido perdido en la gastronomía: el sonido. Sea la armoniosa voz de nuestra madre contándonos su arduo día laboral
mientras prepara ese guiso tan exquisito, nuestro abuelo con sus historias eternas terminando de condimentar la pasta que ya se servirá en la mesa, esos amigos hablando de fútbol mientras la leña del asado se transforma mágicamente en brasa, o nuestra banda preferida de rock que nos hace compañía esos días solitarios en donde nada nos complace más que una terrible milanesa napolitana. Toda comida se ve acompañada de una melodía, un ritmo que rompe con las estructuras y nos guía por los sabores dándole un verdadero sentido al placer de sentarse a comer.
Todo esto es Rock en la cocina. No es tan solo un simple libro de recetas escrito por mi gran amigo, hermano y compañero de aventuras Cook Grimaldi, sino que es una guía al sabor, un pasaje compuesto por recetas únicas que nos ayuda a comprender la verdadera cocina desde sus entrañas. Que las definiciones de diccionario queden para los científicos, nosotros los apasionados dejémonos llevar por los sentidos… Simpleza, arte, cocina, música y pasión… Rock en la cocina… Ese es el verdadero sabor…
LUCIANO “EL LAUCHA” LUCHETTI
ENCHUFANDO
LA GUITARRA
(INTRODUCCIÓN)
No puedo hacerme el machito todo el tiempo. Tengo que reconocer que al ordenar las ideas para empezar con esto me mareo un poco.
Podría contarte de mis dieciocho años trabajando en diferentes cocinas, de los restaurantes que tuve o de los proyectos hermosos de los que fui parte. Pero como no quiero que, del embole, tengas ganas de revolear este libro al mismísimo demonio y nunca más saber de él, voy a ir por otro lado. Fiel a mi estilo, voy directo a la parte más importante, que es el comienzo.
Volver a casa en mis tiempos de secundaria y almorzar mirando a un gran cocinero español llamado Karlos Arguiñano por la televisión (en esa época el cable no existía, y la internet como la conocemos hoy no estaba ni en los planes), y así, de a poco tratar de animarme a replicar las sencilleces que el tipo preparaba.
Con ingredientes cercanos, de fácil acceso.
Para mis 17 años ya tenía bien en claro lo que iba a estudiar, qué era lo que me apasionaba. Ni más ni menos que el arte de transformar algo (que podría llamarse) “ordinario” en algo “extraordinario”.
Me volvía loco, y aún me pasa, por comprender los cambios de estado en los productos que consumimos; por saber cuándo consumirlos, entender las estaciones del año y cómo repercuten en todos los alimentos.
Creo fervientemente que los ingredientes son los responsables de un ochenta por ciento de cualquier receta exitosa; ellos, sin duda, son mi principal motivación. Ahí está la magia para mí. Todo este descubrimiento fue de la mano de muchas horas de trabajo, de tener el lomo prendido fuego, de perderme algunas cosas de la juventud, muchas veces pensando que la cocina me pedía de todo y generalmente me devolvía poco. Por suerte ahora, con el tiempo, entiendo que estaba equivocado al pensar así.
La cocina me enseñó a tener metas claras, a ser ordenado; pero por lo que más agradecido estoy es porque me enseñó a enfrentar adversidades con calma y buen humor. Hace un tiempo decidí alejarme de las estructuras, desafiando todo lo estudiado y aprendido, quitándome el chip de cocinero profesional que tuve durante lo que parecieran haber sido siglos. Así es que empecé a disfrutar de esto de otra manera, al dejar de sostener esa lucha por ser el mejor de los profesionales (el ego del cocinero es tan absurdo que todos creemos ser mejores, incluso que aquellos a los que ni siquiera conocemos), y finalmente comprender que lo que buscaba era poder transmitir la pasión por la cocina de una manera más sencilla, sin tantos tecnicismos, sin tantas ataduras, sin la necesidad de querer quedar bien con unos pocos. No pretendo enseñarte a cocinar, prefiero darte puntos de vista, formas de ver las cosas. Para mí hay diferentes caminos, diferentes procedimientos para llegar a un mismo lugar. No hay nada que sea inevitablemente como te dijeron que “tenía que ser”. Cada uno tiene que hacer su propia experiencia, no hay verdades únicas en la cocina.
Si tenés este libro es porque querés otra cosa, porque buscás cocinar. Porque no querés hablar tanto de comida, preferís comerla. Lo único que me interesa es que aprendas a perder el miedo, a comer mejor, a prestar más atención a los ingredientes, a permitir que sea un juego en el que te podés equivocar; porque seguramente de ese modo vas a aprender mucho más, como en la vida misma.
Estas recetas tienen historia: la propia, las historias que me llevan a sentir que esto no puede llamarse trabajo, que es algo muy fuerte dentro nuestro, que el fuego es apasionante.
Basta de palabrerío. ¡A prender la hornalla!
VALENTÍN “EL COOK” GRIMALDI
COLUMNA
VERTEBRAL
Consejos con humor, sobre algunas técnicas, mejores amigos y estaciones del año, música para cocinar
Estas son, más allá de la introducción, ciertas cosas que me gustaría trasmitir.
La columna vertebral de estas breves palabras va a consistir en hablar de esas cosas que me gusta saber y, por qué no, entender cada vez que agarro un cuchillo para ponerme a cocinar.
Quiero contarte, sin aburrirte, sobre ciertas técnicas, porque te las vas a encontrar en el libro. Contarte de combinaciones que me parecen espectaculares, que por simples que puedan parecer, lo dan todo.
Hoy comprás de todo en cualquier época del año, así que ¿porqué no darte una mínima herramienta para sacarle el mejor jugo a las frutas y verduras?
Y por último, pero no menos importante: la música manda, amigos; la música está en mi vida desde que me levanto hasta que me voy a dormir, así que voy a explicarte el plan macabro que tenemos para cada capítulo.
Preparate para entender algunas cosas, pero sobre todo, para empezar a vivir tus propias experiencias.
CONSEJOS
Y GILADAS
Algunos van a ir de “posta”, otros van a ser solo una demostración de mi fino humor inglés, que va en ascenso a medida que pasan los años, y que me da un poco de miedo que algunas veces sea para unos pocos mientras que el resto me considera un zapallo. (Aunque, en realidad, miedo, lo que se dice miedo, no me da.)
Comprate cucharas y taza medidora: salen dos mangos, hay de miles de materiales distintos y te van a resolver la vida y la mayoría de las recetas de este libro. Este seguramente sea el consejo más serio de todo lo que viene a continuación. (Mentira.)
Basta de listas para hacer compras. Te encerrás en las mismas marcas de siempre, te limitás a comer siempre lo mismo y, sobre todo, te impide ver las opciones que muchas veces tenés enfrente, y de esa manera te perdés de conocer quizá todo un mundo.
Acordate siempre de que el único truco que sirve para no llorar cuando picás cebolla es no tener ningún vínculo sentimental con ella.
Zapatero a su zapato. Sé que tenemos cada vez menos tiempo, que vivimos cada vez más a mil, pero dejame que te recuerde que la mejor carne la tiene el carnicero y la mejor fruta y verdura el verdulero, además del mejor precio. Si para ahorrar tiempo compras todo en un mismo lugar no vas a tener todo lo bueno; a no dudarlo.
Tratá de leer sobre lo que comés, mirá las etiquetas. Lamentablemente se nos oculta mucha información sobre lo que compramos. Te aseguro que si investigás un poco te vas a encontrar con que marcas que dicen ser una cosa son otra totalmente diferente.
Hacé valer tu libertad frente a la oferta. No compres algo cuando lo aumentan de precio con excusas tipo “hubo helada”, “se inundó el campo” y toda esa sarta de giladas
que muchas veces nos dicen sabiendo que somos una sociedad de profundo consumo innecesario.
Que no nos vendan lo que quieren, compremos lo que elegimos.
Ojo si andás por un restaurante y leés en el menú cosas como “rústico” o “viene con colchón de”. Imaginate si el rústico termina siendo un jugador del estilo de Blas Armando Giunta o el Cabezón Ruggeri y terminas lesionado después de comer. Imaginate si el “colchón” no es de buena calidad, vas a estar mal dormido todo el día. A las cosas por su nombre, salvo que sean en joda como en este libro. Que no nos endulcen los oídos con palabras románticas para darnos lo que ya conocemos; basta de tanta parafernalia.
No dejes de hacer una receta porque tiene uno o dos ingredientes que no te gustan, meteles tu onda, no te pierdas la oportunidad de probar algo nuevo porque tiene aceitunas, no se las pongas y listo. (Parece un consejo boludo, pero te aseguro que muchas veces ocurre.)
Tus proveedores siempre, pero siempre, tienen que ser tus amigos; procurá caerles bien. Tratalos bien y te van a cuidar.
Cuando busques pareja, cerciorate de que cocine rico: la juventud se acaba, el hambre jamás.
SOBRE ALGUNAS
TÉCNICAS
Sin aburrirte, yendo directo al hueso.
Solo unas pocas, porque son simples y te las vas a encontrar en las recetas, y más que nada porque saber dominarlas te va a cambiar muchísimo la película. Dominar ciertas técnicas abre muchos nuevos caminos.
Blanquear: Cocción de corta duración en abundante agua hirviendo. Es importantísimo al terminar, detener la cocción del alimento con un rápido enfriamiento en agua helada. Este tipo de cocción nos permite evitar que los alimentos pierdan vitaminas, aromas y hasta texturas al momento de cortarlos o pelarlos.
Brasear: Asar o cocer a fuego lento. Nunca a una temperatura mayor de 170 °C. Siempre con una buena base de líquido (que cubra por lo menos la mitad de la preparación). Siempre tapado con papel aluminio o tapa. Cuanto más tiempo se cocine, mejor. Girar durante la cocción lo que estés cocinando es clave.
Desglasar: Recuperar todos los sabores adheridos a una sartén con algún liquido (vino, caldo, birra o agua) generando así el verdadero fondo de cocción “concentrado” de lo que acabemos de cocinar, ligando bien los líquidos y dejando evaporar. No hay nada como levantar los fondos de cocción.
Freír: Cocer sumergiendo en gran cantidad de materia grasa. Siempre con atención, con mucho cuidado. Siempre es recomendable utilizar aceite limpio. Si está cuidado, colándolo bien, se lo puede utilizar un par de veces. Siempre freír en abundante aceite caliente: este es el único modo de hacerlo bien para que el aceite no penetre en los alimentos.
Grillar: Cocción a calor seco mediante la utilización de parrilla, plancha o grilla; siempre de hierro y bien gruesa. Lo ideal es calentar la grilla con fuego graduado,
yendo de bajo a fuerte para que se caliente más parejo. Siempre es preferible aceitar los alimentos que vamos a cocinar, más que la grilla.
Hervir: Cocinar en líquido en estado de ebullición. Siempre es recomendable hervir en abundante agua, sean pastas o vegetales.
Hornear: Cocer o dorar al horno. Siempre acordate de precalentar el horno por lo menos unos 15 minutos antes de meter lo que vayas a cocinar. Tené en cuenta que las temperaturas que se indican en las recetas son importantes para los resultados. Recordá que todo lo que lleves al horno tiene que estar a temperatura ambiente (salvo que se indique lo contrario) y que siempre que saques algo del horno es importante dejarlo reposar antes de cortar y servir.
Marinar: Transferir sabor a un alimento crudo, ya sea para suavizar, tiernizar o simplemente aromatizar. Siempre en la heladera, bien cerrado para evitar contaminación y cuanto más tiempo mejor. Puede ser con elementos líquidos (jugos, aceites, alcoholes) o secos (hierbas y especias).
Sartenear: Cocción de alimentos en una pequeña cantidad de materia grasa en una sartén a un fuego medio, “manteniendo en movimiento” durante un periodo corto de tiempo. Ideal para cocciones en donde se prefiere cuidar el color, el sabor y la humedad del producto. La diferencia con el wok es que este se hace con fuego bien alto.